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"El hamburguesero de Baltimore"

Soy Joseph Metheny, fui un asesino norteamericano conocido como “El hamburguesero de Baltimore” o “El asesino caníbal” y esta es mi historia.

Nací en Baltimore, Maryland el 2 de marzo de 1955. Fui un asesino en serie y maté a 13 personas, tres hombres y el resto mujeres, aunque solo fui condenado por dos de ellas.

Todo comenzó en julio de 1994. Estaba en el trabajo, era camionero. Estuve trabajando horas extras esa noche. Al terminar mi jornada, fui a casa como siempre lo hacía. Al abrir la puerta y encender la luz, note que no había nada allí. Mi mujer se había llevado todo, incluido mi hijo, y me había abandonado. Su partida no fue mi problema. Era una adicta al crack y no valía nada. Le hubiera pagado para que saliera de mi vida. Pero se llevó a mi hijo de 6 años con ella. Me entere unos 6 meses después de que se había mudado al otro lado de la ciudad con un idiota que la había obligado a prostituirse por drogas. Fueron arrestados y se llevaron a mi hijo por negligencia y abuso infantiles. No tuve oportunidad de ir a los servicios sociales e intentar que mi hijo volviera a mí debido a mi historial criminal. Así que me encargué del odio que sentía por aquellos dos que perdieron a mi hijo y fui a buscarlos para cobrar venganza. Descubrí por alguien que vivían bajo un puente drogándose, junto con algunos sin hogar que vivían ahí. Fui a buscarlos, pero no los encontré, sin embargo los sin hogar con los que se drogaban si estaban allí, desmayados en un apestoso colchón, y siguieron allí cuando me fui, excepto que habían muerto, porque los maté.

Esa misma noche regrese y atrape a la primera prostituta, la levante y trate de sacarle información sobre el paradero de mi mujer. Ella actuó como si no supiera nada así que la apalee, la viole y la asesine. La deje en unos arbustos y fui por la siguiente prostituta, le hice lo mismo que a la anterior pero cuando estaba a punto de arrojarla a los arbustos con la otra, note a un viejo junto al rio mirándome, tome un tubo de acero que estaba cerca y corrí hacia él para después molerlo a palos. Puse los tres cuerpos en el rio y los aplasté con piedras. Esa fue una noche ocupada, cinco asesinatos en alrededor de 7 horas. Me lave en el rio y limpie la escena lo más que pude, luego me fui.

Dos semanas después fui arrestado y acusado de los asesinatos. Pasé alrededor de 18 meses en la cárcel de Baltimore esperando el juicio el cual duró una semana y fui liberado por falta de pruebas. Estaba libre de nuevo. Volví y le dije a mi antiguo jefe que me devolviera mi antiguo trabajo en la empresa de pallets, había un pequeño anexo en la propiedad así que le dije que me dejara quedarme allí y podría vigilar el lugar. Estuvo de acuerdo con esto y me dio las llaves de la puerta principal y del edificio central, la compañía estaba en una calle cerrada y estaba muy aislada, era perfecto para lo que haría.

Atraje a dos prostitutas más allá de mi tráiler, las asesine y descuartice sus cuerpos, corte la carne y la puse en unos recipientes y luego los deje en el congelador, enterré los restos en varias tumbas poco profundas en un pequeño bosque detrás de la compañía. Durante los siguientes fines de semanas abrí un pequeño puesto de carne a campo abierto, tenía sándwiches reales de ternera y cerdo que mezclé con la carne humana, el gusto del cuerpo humano era muy similar al cerdo. Si lo mezclas, nadie notara la diferencia. Todo iba bien hasta que me quedé sin mi carne especial, entonces atraje a otra prostituta a mi tráiler, la metí allí y comencé a quitarle la ropa, ella gritaba y yo solamente me reía, nadie iba a oírla, solo estaba yo.

Me voltee por una fracción de segundo, y ese fue mi error, porque salió corriendo por la puerta antes de que pudiera alcanzarla. Había una valla de alrededor de 8 pies con alambre de púas alrededor del frente de la compañía, escalo como un mono y salto la valla, corrió hacia la carretera y una camioneta la recogió y la llevo a una estación de servicio cercana donde llamaron a la policía, sabía que la policía estaba en camino, pero no corrí. Recogí su ropa, agarré las llaves de la puerta, la abrí y salí. Tan pronto como salgo, una patrulla se detuvo, el policía salió y me apunto con su arma, diciéndome que me tirara al suelo y ahí termino todo. Fui condenado a cadena perpetua y morí en prisión a la edad de 62 años.

Nada es lo que parece, así que la próxima vez que coman una hamburguesa, recuerden esta historia.

 
 
 

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