El descuartizador del lago de Palermo
- Crímenes Misteriosos
- 26 oct 2020
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Soy Miguel Ernst, soy alemán y el dinero condenó mi vida. Ésta es la historia de como mi vida cambió completamente, tan solo por las deudas.

En el año 1915, en el mes de junio, por una estúpida disputa por dinero, asesiné con un hacha a mi socio, Augusto Conrado Schneider, tenía todo planeado, incluso falsifiqué un telegrama, para argumentar que mi compañero había ido de viaje.
Pero claramente, como se deben imaginar, trasladar un cuerpo es muy complicado, así que lo arrastré desde la sala hasta el patio de mi casa dónde con ayuda de un serrucho lo desmembré y corté en pequeños trozos, luego lo metí en unas cuantas bolsas y lo llevé hacia mi auto para después tomar rumbo hacia los lagos de Palermo, dónde lo arrojé y me fuí del lugar.
El dia 11 de junio de 1915, descubrieron un tórax flotando en el lago, recuerdo aún que el hecho conmocionó a muchísimas personas. Con el paso de las horas empezaron a encontrar el resto del cuerpo, y este los llevó hasta mi causando mi detención.
Fui condenado a la pena de muerte pero el presidente Hipólito Yrigoyen conmutó la pena capital y fuí recluido en el penal de Ushuaia, junto con otros asesinos famosos de la Argentina. En 1925 escapé de la prisión pero fuí recapturado y volvieron a encarcelarme. Recuerdo que en 1933 me entrevistaron, un escritor o periodista, ni me acuerdo cómo se llamaba ya, pero si hay algo que si recuerdo es lo que le respondí, exactamente lo mismo que había dicho a la justicia, "Maté en defensa propia, porque mi socio me atacó con un cuchillo. Iba a matarme. Yo corrí a la cocina y tomé un hacha para defenderme. ¿Qué hacer con el cadáver? Si lo llevaba al hombre hasta mi coche, iban a descubrirme. Lo mejor era cortarlo en pedacitos", Serruchito era mi apodo por aquellos días, incluso le pusieron nueva letra a una canción por mi,
"¿A dónde vas con el bulto apurado?
A los lagos lo voy a tirar
es el cuerpo de Augusto Conrado
al que acabo de descuartizar", decía la nueva letra de la canción.
Nadie es lo que parece, asi que cada vez que vayan a Palermo y crucen o caminen cerca del lago, recuerden ésta historia, nunca saben cuándo puede haber un cadáver bajo el agua.
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