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"El angel de la Muerte"

Actualizado: 29 ago 2020

Soy Carlos Eduardo Robledo Puch, tengo 68 años y soy conocido como “El ángel de la muerte”. Fui declarado culpable por once homicidios, una violación, dos raptos y diecisiete robos, esta es mi historia.

Nací el 7 de mayo de 1952, en Buenos Aires, Argentina y con solo 20 años fui condenado a cadena perpetua por tiempo indeterminado.

El 15 de marzo de 1971, ingrese con mi cómplice Jorge Ibáñez al boliche “Enamour” y nos llevamos 350.000 pesos de la época. Antes de irnos, asesine al encargado, Pedro Mastronardi y al sereno, Manuel Godoy que estaban durmiendo con una pistola Ruby calibre 7.65. El 3 de mayo de 1971, a las cuatro de la mañana, ingresamos a un negocio de repuestos de autos Mercedes-Benz en Vicente López, cuando entramos a una de las habitaciones encontramos a una pareja con su bebe recién nacido, asesiné al hombre de un disparo y herí a la mujer de la misma manera. Jorge intento violarla y antes de irnos con 400.000 pesos, le dispare a la cuna donde lloraba él bebe, pero quedo vivo. El 24 del mismo mes, asesinamos al sereno del supermercado Casa Tía en Olivos a balazos.

El 13 de junio del mismo año, raptamos a Virginia Rodríguez, Ibáñez abuso de ella y yo la asesine a balazos en la autopista Panamericana, el 24 del mismo mes, asesine a otra mujer en el mismo lugar, Ana María Dinarmo, a ella la raptamos a la salida de un boliche en Olivos. El 5 de agosto, Ibáñez murió en un accidente automovilístico, yo manejaba el auto.

Hasta el 15 de noviembre me tomé un “descanso”, pero ese día volví con mi nuevo cómplice, Héctor Somoza, asaltamos un supermercado de Boulogne y acribillamos al sereno Raúl Del Bene con una pistola Astra calibre 32 que obtuvimos en un robo a una armería días antes. Dos días después de eso, entramos en una concesionaria de autos y acribillamos a Juan Rozas, el vigilante del lugar, una semana después, el 25 de noviembre, entramos a otra concesionaria en Martínez, redujimos al sereno, les quitamos las llaves y robamos 1.000.000 de pesos, mate al sereno de un balazo en la cabeza.

El 3 de febrero de 1972, entramos en una ferretería de Capucá, fusilamos a Manuel Acevedo e intentamos abrir la caja de caudales con las llaves, pero en una pelea con Héctor, le dispare dos veces en la cabeza, para que no lo reconocieran, le queme las huellas dactilares y el rostro con un soplete, con el mismo soplete abrí la caja de caudales y después de tomar el botín, me fui de la escena. Fui detenido el 4 de febrero porque encontraron mi ADN en la camisa de Acevedo y mi cedula de identidad en el bolsillo de Somoza. Fui juzgado y condenado a cadena perpetua en 1980, mis últimas palabras frente al tribunal fueron: “Esto fue un circo romano y una farsa. Estoy condenado y prejuzgado de antemano".

Nadie es lo que parece, a veces los monstruos son más jóvenes de lo que uno se imagina.

 
 
 

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